Diario de a bordo.
Cuando astronauta M se aventuró a viajar en transporte público, un transporte de carácter comunal en el que pueden viajar todos los humanos, vivió una experiencia desconcertante con una humana. Astronauta M iba bien tranquilo metido en su escafandra para aislarse por unos momentos de las partículas sonoras tan irritantes que emiten los humanos, cuando una mujer sentada a su lado le dio un golpecito en el brazo como si quisiera saludarle. Astronauta M pensó que debía devolverle el saludo y sonrió. La mujer le devolvió la sonrisa y volvió a golpearle, esta vez, con más ímpetu que la anterior. Suponiendo que esa era la forma de comunicación de la mujer, la imitó y le dio un leve golpe con el codo. Pareció que la mujer empezaba a irritarse, y siempre sonriendo, le cogió el brazo y empezó a estrecharlo y sacudirlo cada vez de forma más brusca. Cuando la acción de la mujer empezó a causar dolor en el brazo de astronauta M, retiró de su cabeza el casco de la escafandra y le preguntó qué tipo de relación se proponía mantener con él. Se disculpó por no ser de ese planeta y no haber entendido a la primera sus intenciones. La mujer, ampliando aun más su sonrisa y apretando los dientes, le dijo que la etiqueta de su traje de astronauta (esa que certifica nuestra condición de astronautas interuniversales) al rozar con su piel, le producía picores desagradables, y le pidió, casi cortándole la circulación del brazo y enseñando los dientes en su efusiva sonrisa, que se apartase para evitar el contacto. Así le dio un empujoncito para apartarlo de su lado. Después de esta increíble actuación humana, el astronauta decidió abandonar el transporte al haberse sentido violentado. Los dos astronautas, en su nave, estudiaron lo sucedido y descubrieron la desagradable capacidad humana de dar a entender lo contrario de lo que se expresa. Es una característica que sirve exclusivamente en la comunicación entre humanos, pues astronauta M no entendió lo que sucedía debido a la incoherencia de los actos con la intención. Investigando más profundamente, encontraron el vocabulario que definía las actitudes relacionadas al hecho: ironía, hipocresía y cinismo.